Cortesía de la Casa

Fotografía por Liliana Arias

Sismo: De lo privado a lo público

Usualmente hago públicas mis compras de discos, le comento a mis cercanos que estoy estrenando ese CD de Patti Smith que me trae loco o que encontré un LP de Pete Conde; una adquisición musical es doble cuando tus amigos la envidian. Seducido por un elegante arte, compré hace siete meses “La magia existe”, segundo disco de la banda bogotana Sismo. Contrario a mi usual alarde, lo mantuve en el anonimato, escuchándolo de a poco, solo y sin compartir comentarios. Sismo se presentó como una banda cerrera de la cual tenía una mínima información proveniente de un par de  reseñas, la intimidad de 14 canciones y la paciente espera de tener la oportunidad de verla en vivo.

“La magia existe” se puede definir como un disco machíro (dícese en Casanare de un animal de dificil socialibilización), que exige al escucha. Es una hora y diez minutos en los que una programación de coros de niños, frases contundentes y pequeños discursos hechos samplers, se enredan en algunos loops, guitarras y secuencias de percusión,  sin dejar atrás un  acertado uso orquestal, letras cortas que se desplazan entre impulsos personales y esperanzadores. Fórmula con la que Sismo tupe su atractivo y  gran logro: crear  atmósferas consistentes, reales y atrayentes sin dejar de ser música popular (con eso me refiero a canciones de no más de 6 minutos).

Convencido de estar ante la presencia de un proyecto musical inexistente, hasta ahora, en la escena bogotana y con un “sonido” muy cercano a bandas de otras latitudes como Perrosky (Chile) y Tronador (Argentina), socialicé un tema en una selección musical de Radio Campirana de marzo, generando un par de conversaciones con algún escucha. Mientras tanto hacía mi lista de temas favoritos: “Pajaritos”, “Avenida”, que es el tema más cercano a canción de radio y “Chispas en el aire”.

Foto por Mauricio Hernández

Tuvo que pasar medio año para afrontar la prueba de fuego. Pasar de lo íntimo a lo público y probar la tolerancia a un discurso tan privado. Pensé que la banda no iba a poder en vivo con su pretencioso sonido y que archivaría “La magia existe” como otro disco más de producción nacional  que preferiría no haber comprado. En tres semanas Sismo se presentó en dos ocasiones,  primero  en el festival “En uso alternativo” donde tuve un acercamiento con una banda acoplada, una puesta en escena limpia,  preocupada por el video como ninguna otra. Balance, como Señorita Colombia en el pasado Miss Universo: no desentonó.

Una semana después, ya dispuesto a hacer público mi gusto, me fui al lanzamiento del disco con un par de amigos y el interés de jugar a la reseña. Pude ver la banda con todos sus -literales- juguetes electrónicos, sin vacíos, con sus bailes desfasados y convencidos de que la magia existe. En vivo: Un baterista que se luce con un set de platillos que todos desearíamos tener en la casa, un vocalista que no es un frontman, pero le va bien con la guitarra y un par de tecladistas que hacen lo suyo. Dos temas para resaltar: “El hombre y el ganso”, que suena mucho mejor en vivo con la inclusión de una guitarra grunge en la mitad, y un cover de Radiohead (sí, no podrían ser mas pretenciosos) “Idioteque”, del cual afirmo que estuvo impecable y dan justicia a una innegable influencia.

Sismo, contrario a su nombre es una banda sólida, interesante y arriesgada. Aún no estoy seguro si se lucre de mantenerse en el ámbito privado, con lo cual preservaría la intimidad, valor preciado e invaluable de cualquier propuesta estética; o por el contrario, no sé si esté lista para lo público con lo cual ganaría un espacio merecido y necesario, con el riesgo de convertir las buenas intenciones en más de lo mismo.

Dos cuestiones harto cuestionables:

Forma inteligente de mercadeo: Lanzas un disco, casi no se consigue, no te presentas en vivo, haces un par de videos y lanzas el disco un año después cuando ya varios te conocen y te quieren ver.

¿Intelligent dance music? (menciona el kit de prensa como una vertiente que influencia a la banda).

Agradecimiento a Manuela Mejía por su buen trato y cortesía con esta casa.