Con medio mes transitado de 2013 y noticias de regresos insospechados -sí, Bowie, obvio-, sencillos promocionales y anuncios musicales ansiosos, por montones y para todos los gustos; como es habitual desde hace dos años aprovecho este espacio en Cortesía de la Casa para compartir con los lectores los 15 discos editados en 2012 que más me gustaron y emocionaron. Por supuesto que se trata de una lista muy personal en la que, fiel a mi afición por la canción, los cantautores o cancionistas -o como cada quien prefiera llamarlos- se llevan el protagonismo; en ese sentido, la siguiente lista no pretende recomendar lo mejor del año, ni parecido, tampoco prescribir algún tipo de solución sonora para el mal de escucha, como bien lo menciona el gran Juan Puchades en su más reciente columna. Dicho lo dicho, acá están los discos que más disfruté en 2012.
1. Leonard Cohen – Old ideas: Pregunta malvada: ¿Cuánto le debemos los amantes de la obra de Leonard Cohen a su exagente y posterior estafadora Kelley Lynch? Que sea el lector quien responda. Pasaron ocho larguísimos años en los que el silencio se mezcló con el homenaje constante para que el cantautor canadiense volviera a editar un (inesperado) álbum de estudio. Después de una gira mundial de dos años, inspiradora y colmada de devotos, y la edición de tres discos en directo; Cohen, quizás a manera de agradecimiento, quizás también para terminar de reforzar sus arcas, presentó un álbum tan hondo como todos los editados hasta entonces. Su voz cavernaria y casi extinta, se apoya y se hace fuerte y presente gracias a una instrumentación crepuscular para hacer de esas diez ideas viejas un nuevo tramo en el camino hacia la verdad, dolorosa y sublime pero necesaria. Inefable como siempre Leonardo.
2. Xoel López – Atlántico: La inmensidad del océano que da título al primer disco de Xoel López firmado con su propio nombre está abarcada en las doce canciones que componen el álbum. Como resultado del autoexilio artístico que le representó escapar del estrellato, encontrar su hogar en Buenos Aires, recorrer el continente americano y atravesar el charco muchísimas veces, Atlántico canaliza toda la experiencia y la riqueza adquiridas por Xoel en cada país, en cada estación, en cada parada; y se siente y se disfruta. No se trata de un disco español, tampoco de uno americano; el epicentro de Atlántico y a su vez el quid del disco es la importancia que adquiere la percusión en las canciones del coruñés, llevándolas a un puerto desconocido, nuevo si se quiere, construido por la inquietud sonora efervescente de un músico genial que, sin duda, descree de las fronteras y alejado de los discursos y las declaraciones de prensa, lo demuestra canción tras canción. http://www.xoel.com/
3. Bob Dylan – Tempest: La obra de Dylan atraviesa y condensa todas las fuerzas vitales y poderosas de los últimos 60 años, a su vez, dichas fuerzas lo atraviesan y lo condensan a él. Pocas cosas han escapado a sus canciones mientras que él se dio a la fuga desde chico para entregarse a ella, a la canción. A diferencia de otros mitos rodantes de la música popular, Dylan no celebró sus 50 años de carrera con un compilado triple y dos canciones nuevas obvias, no. Dylan sacó un as (otro) bajo su manga: “Tempest” su álbum número 35 en estudio que reúne 10 canciones que manifiestan el pasado, el presente y el futuro vistos por un hombre de 71 años que rockea mientras camina por carreteras y calles polvorientas en canciones largas, oscuras y socarronas; simpatizando con los marginados, que no desvalidos; revisitando su tradición particular, que lo incluye, para no perder ese impulso juglar que lo ha convertido en una voz necesaria, que espina y que encanta.
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