Reseña: Ojos de Brujo en Bogotá
Por Andrés Reyes • Mar 2nd, 2010 • Categoria: CDCreseñasDónde te has metío
Cada uno tiene su manera de dar un juicio sobre la calidad de un concierto, nos basamos en criterios como el desempeño de la banda en el escenario, el sonido, la afinidad por el género y una cantidad de elementos que se tienen que conjugar para que la experiencia sea única. Por mi lado, aparte de hacer un juicio racional sobre el espectáculo, padezco de ciertas dolencias físicas que me confirman que el show fue muy bueno. Sufro de ardor en los ojos causado por la disminución considerable de parpadeos y calambres en el dedo anular de la mano derecha por aplaudir más de lo habitual. Una sobredosis musical de Ojos de Brujo.
Aunque nunca fui seguidor de esta banda y mi afinidad musical me hace inclinar más por agrupaciones como elbicho, asisto a eventos que sé van a ser musicalmente desafiantes. Salí del recinto convertido en un fanático más. Un gran show y un escenario perfecto para apreciar a los músicos. Uno de esos pocos conciertos en los que llegar 12 horas antes son muchas para hacer las infinitas y desgastantes filas habituales. Así fue como el auditorio León de Greiff se llenó de fanáticos y no fanáticos como yo, complacidos de tener un puesto decente para apreciar un grupo que se merece ese marco y mucho más.
Antes de que se subieran al escenario anunciaron al colectivo la Recontra como “telonero”. Me sorprendí, no sabía que hacían presentaciones y al parecer tenía razón. No fue una presentación, simplemente proyectaron unas imágenes ambientadas por música árabe y otros géneros folclóricos. La verdad no sé mucho de este tipo de música pero me quedé esperando ver algo que valiera la pena. Hubiera preferido ver el acto principal inmediatamente y no hacer más larga la espera. Al menos fue poniendo en ambiente a algunas personas que ya empezaban a bailar en sus puestos previendo el concierto/fiesta que se nos venía por delante.
Entradas las 9 de la noche, después de que anunciaran la salida de la banda en medio de una algarabía increíble, salió Panko a tomar su puesto en las tornamesas. Pinchó una introducción y unos minutos después la fiesta había empezado. El sonido de entrada se veía que iba a ser un problema, Para mi gusto comenzó muy bajo y algunos instrumentos, de los más de 10 que había en el escenario, no se oían del todo bien. Max comenzó a rapear pero su micrófono no funcionaba, una de las primeras canciones y ya nos estábamos perdiendo de su complemento vocal. Durante dos canciones seguidas perdimos completamente el sonido de las congas de Xavi y la tornamesa explotó por saturación como 4 veces a lo largo de la noche.
El concierto contaba con todos los elementos para que fuera un completo desastre pero afortunadamente supieron superar estos percances y dar la mejor energía para que las 1600 personas, aproximadamente, que fueron esa noche cantaran y acompañaran cada una de las canciones que tocaron.
Todo empezó a despegar después de “Dónde te has metío” (si mal no recuerdo el nombre). Mi favorita de la noche. En mi opinión, la dinámica vocal entre Marina y Max alcanzó su punto más alto. Siendo yo un opositor ferviente del rap y sus derivados, quedé gratamente sorprendido con la presentación de Max, el músico de los 9 que estuvieron en el escenario que más disfruté. Otro momento que también me gustó fue el “duelo” entre el bajo, la bailarina y el rap de Max. Cada uno daba una improvisación y el otro lo seguía tratando de superarlo. Voz, zapateo, bajo. Zapateo, voz, bajo. Bajo, voz, zapateo. En realidad, estuvo increíble. Marina no se quedó atrás y nos paralizó por un par de minutos; cantó sin el acompañamiento de ningún otro instrumento. El silencio en el auditorio era impresionante, me hizo acordar de Lisa Gerrard. No por la semejanza en la voz sino por el tipo de presentación que hizo. Creo que un mejor piropo no le puedo dar.
Pasaban los minutos y eran cada vez más las personas que se movilizaban hacia las escaleras y corredores del auditorio León de Greiff para dar rienda suelta a bailes y al ambiente de fiesta que poco a poco se apoderaba de todos. Por primera vez en mi vida vi cómo unas 100 personas se subieron a la tarima a bailar entre los músicos. Fue durante los minutos finales de la canción que daría cierre a la primera parte del concierto. Algunos aprovechaban para tomarse fotos y Marina se escabullía entre las personas mientras terminaba de cantar los últimos versos de la canción. Luego siguieron los “encores” y volvimos a ver a los músicos en el escenario. Toda la gente de pie no dejaba de aplaudir, fueron pocos los que se volvieron a sentar en lo que quedaba de la noche. El concierto terminó con una especie de jam liderado por Panko pero esta vez con micrófono en mano saltando por todos lados y haciendo juegos con el público.
Dado que yo no soy un fanático de la banda no puedo dar mi opinión con respecto al “setlist” que tocaron. Lo único que puedo decir es que en las dos horas que duró el concierto la banda pudo mostrar su versatilidad y dejó ver la calidad musical de cada uno de sus integrantes, ya que en algún momento específico cada uno de ellos fue el centro de atención. Ojala se repitan muchos más conciertos así y traigan estos grupos, que aunque para muchos empresarios no representen una ganancia significativa, le dan un tinte de aire fresco a la escena musical bogotana.
Andrés Reyes es un desempleado (¿acaso creían que sacaba tiempo de su ocupada agenda para hacer esto?)
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