Las rockstars deben morir
Por: Julián F. Gutiérrez
¿Qué podrían llegar a tener en común Carlos Vives, el manager de Fonseca, un promotor brasileño de festivales independientes, una ex-teclista de The Fall, una de las cabezas visibles de Domino Records (Arctic Monkeys y Franz Ferdinand) y un ejecutivo de Disney? La respuesta es su paso por la edición 2009 de Resonancia Colombia, el evento de la industria musical en Colombia organizado por la Cámara de Comercio de Bogotá, que reunió a personas relacionadas con el campo musical para discutir sobre sus perspectivas y alcances. Ya que resultaría algo soso e inoficioso describir lo que pasó en los dos días del evento, expondré algunas de mis conclusiones sobre el mismo.
Las Rockstars deben morir
Una de las muchas razones por las que odio a personajillos como Bret Michaels y Vince Neil, además de la horrenda y mediocre música que aún perpetran, es el daño que hicieron a la psique colectiva de los aspirantes a músico. Estos rubios peliteñidos vendieron con (desafortunado) éxito la idea que dedicar la vida a la creación musical implicaba un interminable desfile de excesos, nenas y Rock & Roll, dejando de lado el hecho de que no solo hay que saber de música (algo que estos tipos también ignoraban), sino que también hay que saber sobre la industria musical en aras de tener un auténtico control creativo sobre lo que se produce, y no terminar con un producto prefabricado y predigerido, totalmente diseñado por la disquera. Sin embargo, el músico de ahora no piensa igual, le saca el dedo a Sunset Strip y está perfectamente consciente de que debe conocer todo lo que tiene que ver con la creación de un disco, no busca andar en Harley-Davidson y entrar a un bar de striptease sacando a los clientes, mientras clava una navaja en la mesa. Quiere hacer su música y que la audiencia la conozca de la manera en la que él o ella lo quieran y crean conveniente.
Productos exóticos de tierras exóticas
La mención de artistas tales como ChocQuibTown o Bomba Estéreo como ejemplos de proyectos colombianos exitosos plantea una pregunta en el ambiente: ¿Los artistas y bandas del tercer mundo son tratados en el primero como productos exóticos de tierras exóticas, o peor aún, casos de caridad? Tuve la ocasión de hablar con Mario Muñoz de Dr. Krapula al respecto, quien me afirmo de manera categórica que éste era el caso, y que en la óptica de él, no había ningún problema con que ese fuera el caso. Yo sí creo que hay un problema con que eso ocurra, considero que esa pregunta afecta de manera inevitable la imagen que tienen artistas y bandas de sí mismos, haciendo que se cuestionen en su legitimidad como proyectos musicales, y en la calidad objetiva de su producción artística cuando la llevan a escenarios de Europa o Estados Unidos. Si bien, es una situación que probablemente nunca desaparezca, creo que tanto artistas como medios deben preguntarse qué se puede hacer para mitigar los efectos de esta percepción.
A un lado, Manolo Bellón
Atrás ha quedado la idea del locutor radial convertido en celebridad debido a su conocimiento. En la era del Wiki y la Web 2.0, así como es terriblemente fácil encontrarse con bandas desconocidas residentes en el otro lado del mundo, también es muy fácil conocer todo sobre ellas en unos minutos, con lo que la idea de la emisora radial como fuente de sabiduría y creadora de gustos musicales ha quedado atrás, hasta cierto punto. Los medios de comunicación han tenido una idea más clara de lo que implica para ellos el tan mentado cambio, convirtiéndose en puntos de encuentro, donde sus propios oyentes tienen algo de voz y voto dentro de la programación musical y las emisoras se convierten así en retransmisoras de una serie de movimientos y preferencias.
¿Eso va a pasar acá?
Se dedicó buena parte del evento a la discusión sobre ventas digitales de música y cómo ésto será el futuro. Sin embargo, solo se vio por encima del hombro uno de los problemas más importantes que tienen este tipo de ventas en Latinoamérica y más exactamente en Colombia. Al ser transacciones que requieren movimientos virtuales de dinero, métodos de distribución como el de iTunes se ven severamente limitados en países como Colombia que tienen bajas tasas de bancarización (como lo demostraron David Murcia Guzmán et. al), al tiempo que las ventas a través de telefonía móvil se ven limitadas por la cantidad de equipos con capacidad de reproducir MP3. Por otro lado, el caso de Domino Records, de voz de John Dyer, es un caso poco probable que ocurra en Colombia. Las condiciones del mercado para una banda del género y mil factores más se conjugan para que las posibilidades de una historia así ‘Hecha en Colombia’ sean más bien bajas. Resulta necesario tomar esos casos y replantearlos en términos propios de la realidad local.
¿Cuál es el cambio, a todas estas?
Se han gastado ríos de tinta, píxeles y saliva diciendo que la industria de la música está en un momento de cambio irreversible, que desde el presidente de la disquera hasta la recepcionista deben replantear su trabajo y miles de cosas más. A pesar de ello, quedo con la impresión que aun no se ha hecho una discusión seria sobre lo que realmente significa ese cambio para todas las partes involucradas, y es algo que tiene que ver con la falta de un cambio en la mentalidad. Hasta cierto punto, el mentadísimo cambio parece ser solo de dientes para afuera y no hay una pregunta sobre lo que realmente implica, como lo demostraron las participaciones de Claudia Mosquera, manager de Mauricio y Palo de Agua, y Felipe Jaramillo, manager de Fonseca, que demostraron estar hasta cierto punto, desconectados de la realidad de muchos de los participantes del evento (excepto de Naty Botero, que se sentó a mi lado).
Podría quedarme hablando muchísimo más sobre las conclusiones que Resonancia Colombia 2009 me dejó, sin embargo, en aras de la brevedad, quisiera terminar con la que me pareció la idea más importante: El papel vital que tiene la autogestión en una escena como la colombiana, donde este recurso es más una imposición que una elección, pero que, siguiendo la filosofía de ‘si la vida te da limones, haz limonada’, crea un caldo de cultivo para que surjan iniciativas extremadamente interesantes. Como alguien lo dijo en el evento, repitiendo algo ya común en el medio, estamos pasando de la época del ‘Do It Yourself’ al ‘Do It Together’, donde espacios como Resonancia Colombia permiten la creación de redes de apoyo que puedan dar pie a proyectos fascinantes y significativos. Hay que hacer algo y es posible hacer algo.
No podría despedirme sin antes felicitar a todos mis compañeros del equipo de Cortesía de la Casa por la mención del sitio en la revista Enter. Quiero agradecerles a todos su apoyo, feedback y comentarios, y creo que esa mención es testimonio de una de las cosas que pueden lograrse en este Espíritu de los tiempos. Felicidades a todos.