Abr.21 – Nuevos Sonidos del Jazz

Por • Apr 21st, 2009 • Categoria: CDCradio, Sonidos de Alquitrán

alquitran

De cuatro lugares distintos escucharemos cuatro propuestas de un nuevo jazz  lleno de disonancias, experimentaciones y busquedas sonoras que por encima de todo tienen en comun una cosa; su caracter propositivo.

Sean todos bienvenidos a una emisiòn más de su programa sonidos de alquitrán.

Track list
1. Mami gato (Medeski, Martin & Wood)
2. Nocturne (Medeski, Martin & Wood)
3. Hidden Moon (Medeski, Martin & Wood)
4. Etude revisited (B.L.U.E.)
5. Original sin (B.L.U.E.)
6. Napoli`s Walls (Louis Sclavis)
7. Kennedy In Napoli (Louis Sclavis)
8. Stardust Hotel (Jagga Jazzist)
9. A Living Room Hush (Jagga Jazzist)

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pasó por la academia musical y sobrevivió para contarlo.
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4 Respuestas »

  1. wuuuuuuu wuuuuuuu que maravilla de programa!

  2. que bueno el programa!! te recomiendo un grupo de Nueva York que se llama Now V.s Now, son buenísimos tienen hasta MC aveces. Igual los poryectos independientes del baterista (mark guiliana) y el pianista (Jason lindner) también son muy muy buenos creo que te pueden gustar.

  3. Buen programa!! Muy loco el video de Jagga Jazzist. Bien, hacía falta algo de jazz en CDC.

  4. Las nubes aplastadas y rojas sobre el barrio latino de noche, el aire húmedo con todavía algunas gotas de agua que un viento desganado tiraba contra la ventana malamente iluminada, los vidrios sucios, uno de ellos roto y arreglado con un esparadrapo rosa. Más arriba, debajo de las canaletas de plomo, metidas en sí mismas, ejemplarmente antigárgolas. Protegido por la ventana el paralelepípedo musgoso oliente a vodka y a velas de cera, a ropa mojada y a restos de guiso, vago taller de Babs ceramista y de Ronald músico, sede del club, sillas de caña, reposeras desteñidas, pedazos de lápices y alambres por el suelo, lechuza embalsamada con la mitad de la cabeza podrida, un tema vulgar, mal tocado, un disco viejo con un áspero fondo de púa, un raspar crujir crepitar incesantes, un saxo lamentable que en alguna noche del 28 o 29 había tocado como con miedo de perderse, sostenido por una percusión de colegio de señoritas, un piano cualquiera. Pero después venía una guitarra incisiva que parecía enunciar el paso a otra cosa, y de pronto (Ronald los había prevenido alzando el dedo) una corneta se desgajó del resto y dejó caer las dos primeras notas del tema, apoyándose en ellas como en un trampolín. Bix dio el salto en pleno corazón, el claro dibujo se inscribió en el silencio con un lujo de zarpazo. Dos muertos se batían fraternalmente, ovillándose y desentendiéndose, Bix y Eddie Lang (que se llamaba Salvatore Massaro) jugaban con la pelota I’m coming Virginia, y dónde estaría enterrado Bix, pensó Oliveira, y dónde Eddie Lang, a cuántas millas una de otra sus dos nadas que en una noche futura de París se batían guitarra contra corneta, gin contra mala suerte, el jazz.
    – Se está bien aquí. Hace calor, está oscuro.
    – Bix, qué loco formidable. Poné Jazz me blues, viejo.

    – La influencia de la técnica en el arte -dijo Ronald metiendo las manos en una pila de discos, mirando vagamente las etiquetas-. Estos tipos de antes del long play tenían menos de tres minutos para tocar. Ahora te viene un pajarraco como Stan Getz y se te planta veinticinco minutos delante del micrófono, puede soltarse a gusto, dar lo mejor que tiene. El pobre Bix se tenía que arreglar con un coro y gracias, apenas entraban en calor zás, se acabó. Lo que habrán rabiado cuando grababan discos.
    – No tanto -dijo Perico-. Era como hacer sonetos en vez de odas, y eso que yo de esas pajolerías no entiendo nada. Vengo porque estoy cansado de leer en mi cuarto un estudio de Julian Marías que no termina nunca