Veinticinco discos para escuchar antes que termine la década (I)
Por Julián Gutierrez • Dec 15th, 2009 • Categoria: CDCreseñas
Termina la década y va siendo hora de leer una de esas listas que todo el mundo está haciendo por estos días. Estos diez años de institucionalidades vapuleadas, ausencias de mundiales y edificios desplomados por aviones de pasajeros, también se caracterizaron por una reivindicación de ‘Todo tiempo pasado es mejor’ y el rescate de un sonido retro y lo-fi que fue un cambio necesario tras el Nü-Metal y las ridículas barbas de sus exponentes de 1999, al mismo tiempo que ahora fue mucho más fácil conocer nuevas propuestas gracias a armas de doble filo como MySpace o Last.FM; al mismo tiempo, muchas de nuestras ideas preconcebidas alrededor de los géneros musicales quedaron derrumbadas gracias al trabajo de bandas innovadoras dispuestas a redefinir lo que entendíamos por la música que escuchamos.
La selección de los discos que conformaron la lista no fue fácil. El criterio principal fue uno de importancia histórica y legado, los álbumes que, a mi juicio hicieron parte de la lista no solo son musicalmente significativos, sino que también marcaron una huella importante dentro de sus respectivos géneros. Sabiendo perfectamente que iba a tratar de ser lo más comprehensivo posible, los discos no están ordenados en orden de importancia y no se trató de ser políticamente correcto en la representación de los años. Si bien este año ha visto el lanzamiento de algunas joyas, me di cuenta que dichas joyas habían sido creadas por bandas y artistas que ya habían pasado por la lista con obras de años anteriores.
Como siempre suele ocurrir en este tipo de listados, son ustedes quienes tienen la última palabra, siéntanse libres de diferir, estar de acuerdo, sugerir o simplemente discutir los meritos de los discos que, a mi juicio, usted quisiera escuchar antes de las 11:59 del 31 de diciembre de 2009.
Bienvenidos.
The Strokes – Is This It? (2001)
Si bien la década del 90 le dio al mundo artistas como Björk y bandas como Pearl Jam y Radiohead, para sus últimos años había soltado esperpentos del calibre de Limp Bizkit, Korn y Static X. Sería hacia el 2001, desde una Nueva York con el 11 de septiembre encima y unos Yankees que perdieron la serie mundial de ese año que la banda encabezada por Julian Casablancas debutaría con el sonido que habría de marcar a esta década: Menos pulido y desprovisto de tanto artificio, que da como resultado un disco de aspecto más contundente e intenciones más honestas que habría de marcar el derrotero para muchas bandas de la década. Con tres álbumes encima, la preparación del cuarto y los proyectos en solitario de sus integrantes, The Strokes con Is This It? Crearon uno de los discos con más influencia y ascendente de esta década que termina.
Broken Social Scene – You Forgot It In People (2002)
En 50 minutos y 11 segundos, los 18 miembros de Broken Social Scene lograron definir en su segundo álbum lo que es el ‘Pop Barroco’: Un sonido intrincado y complejo, lleno de arabescos creados a partir de múltiples guitarras y arreglos de cuerdas, sobre los cuales se sitúan etéreas y frágiles voces, dando como resultado canciones extremadamente hermosas y sobrecogedoras, como ‘Anthems for a seventeen-year old girl’ con una adolescencia a flor de piel o ‘Lovers’ spit’, explosiones sónicas como el caso de ‘Almost crimes’ y ‘KC accidental’, o temas de aparente sencillez como ‘Pacific theme’ o ‘Stars and sons’. Con artistas del corte de Feist y Emily Haines (Metric) en su nómina, Broken Social Scene son una de las fuerzas más importantes en la música canadiense de los últimos años, abriendo el camino para proyectos como Arcade Fire, a partir de un lenguaje que ha terminado por convertirse en un género en sí mismo.
Babasónicos – Mucho (2008)
Adrián Dárgelos es el Sandro de esta generación. Claro, quizá no usa los pantalones apretados o la camisa de boleros del amor platónico de muchas de nuestras madres, pero tiene el mismo desparpajo y arrogancia calculada del autor de temas como ‘Rosa, rosa’ o ‘Tengo’, mezclados con un toque de elegante decadencia que se ve en cada una de las canciones de este disco de 2008. Mucho es un álbum para escuchar en un jardín tomando té helado servido por meseras que solo visten sombreros de ala corta y hotpants de colores chillones. Desde el enojo de ‘Cuello rojo’ y ‘Estoy rabioso’, la celebración de ‘El ídolo’ (Que recuerda a ‘Una muchacha y una guitarra’ de Sandro) y la intimidad de ‘Como eran las cosas’, Mucho es la maduración del cambio estilístico de Babasónicos que arrancó en Jessico y uno de los álbumes más importantes del rock latinoamericano en esta década.
Muse – Absolution (2003)
Justo cuando creíamos que el Rock Progresivo se había quedado en el recuerdo del club de fans de Rush, llegaron Matt Bellamy, Dominic Howard y Chris Wolstenholme con Absolution, un disco que no está diseñado para ser tocado en un espacio pequeño, pero al mismo tiempo desecha el carácter auto-indulgente y condescendiente con el público que pulula en muchos de los discos del género. Muy por el contrario, todas las canciones del disco, desde la introducción y ‘Apocalypse please’ hasta ‘Ruled by secrecy’ tienen una sorprendente combinación de agallas con virtuosismo que no se ve con mucha frecuencia hoy en día. Con cambios de ritmo y disposición en el momento adecuado, Absolution es el punto de quiebre en el sonido de Muse y que los vería en sus siguientes álbumes adoptar un sonido de corte mas y mas progresivo sin olvidar de donde vienen.
The Blood Brothers – Young Machetes (2006)
Durante casi diez años, la banda encabezada por Jordan Blilie y Johnny Whitney se convirtió en uno de los referentes más importantes (Si no el más importante) a la hora de definir lo que es el Post-Hardcore, un género con la agresión y la fuerza del Hardcore pero dispuesto a experimentar con cambios abruptos de tiempo, instrumentación heterodoxa y voces que juegan entre débiles susurros y alaridos de banshee. Young Machetes, producido por Guy Piccioto de Fugazi, fue el culmen de la banda originada en Seattle, con canciones desafiantes desde un punto de vista técnico, como ‘Spit shine your black clouds’, ‘Set fire to the face on fire’ o ‘Vital beach’, y temas inteligentes como ‘Lift the veil, kiss the tank’, ‘Huge gold AK-47’ y ‘Johnny ripper’. Un año después del lanzamiento del álbum, la banda se disolvería citando diferencias personales, pero en Young machetes queda el testimonio de una banda que supo combinar elementos de distintos géneros con éxito.
Daft Punk – Discovery (2001)
Quienes buscan saber sobre la música pop, deberían no solo escuchar Thriller de Michael Jackson sino que también podrían echarle un vistazo al disco creado por Thomas Bangalter y Guy Manuel de Homem-Cristo, una hora y cincuenta segundos de pura delicia pop natural, no sacarinada con temas hechos para el piso de un bar como ‘Superheroes’ y ‘Harder, better, faster, stronger’, canciones como ‘One more time’ y ‘Veridis quo’ que pueden ser escuchados en cualquier momento y ‘Digital love’, que es probablemente la canción para estar enamorado por antonomasia. El merito de Discovery consiste en ser un disco de música electrónica con un espíritu pop, y que además, tiene un efecto sorprendente sobre la productividad, como lo puede comprobar cualquiera que lo haya escuchado en la oficina o mientras hace ejercicio.
Sleater-Kinney – The Woods (2005)
Cuando se habla de Riot Grrrl, los nombres que vienen a la cabeza suelen ser por el estilo de Bikini Kill, Bratmobile o Heavens to Betsy, dejando de lado uno de los proyectos más interesantes: Sleater-Kinney, el trío conformado por Corin Tucker, Janet Weiss y Carrie Brownstein que lanzó su último trabajo y el más interesante a mediados de la década. The Woods llevó la formación de la banda de 2 guitarras con batería a sus límites trayendo como resultado un trabajo que tiene un aire de ‘Improvisación experimental’ combinado con sus raíces Riot Grrrl-eras como es el caso de ‘Entertain’ o ‘Rollercoaster’. Hacia 2006, la banda habría de declararse en hiato indefinido para darle a Tucker tiempo de criar a su pequeño hijo, dejando el legado de una banda capaz de producir de manera consistente trabajos de calidad, y capaz de reinventarse sin perder su esencia.
The Postal Service – Give Up (2003)
¿Qué pasa cuando el vocalista de Death cab for cutie (Y esposo de Zooey Deschanel) se junta con DNTEL para hacer música electrónica? Pasan diez canciones que definieron al Indie Pop y el Twee Pop de la década, con beats y samples que aunque de apariencia inocente, se combinan con letras melancólicas como el caso de ‘The district sleeps alone tonight’, ‘Nothing better’ o ‘This place is a prison’. Lo que surgió como un proyecto de colaboración entre dos músicos se convirtió en uno de los estandartes de la cultura alternativa de la década, siendo referenciado por músicos como Sam Beam con su cover de Such Great Heights y cineastas como Zach Braff. Ben Gibbard y Jeffrey Tamborello han dejado en claro que un segundo álbum no es una prioridad, lo que está bien, hay cosas que quedan mejor sin una segunda parte, con la excepción del Padrino.
Mogwai – Mr Beast (2006)
Escocia es ciertamente, un país de contrastes. Si por un lado tienen la inocencia de Belle & Sebastian, por otro tienen la fuerza del Post-Rock de una de las bandas más influyentes del género, Mogwai. En Mr Beast, Mogwai abandona los elementos más electrónicos de su anterior álbum (Happy songs for happy people) y vuelve a las pesadas distorsiones por las que son más conocidos, como en el caso de ‘Glasgow Mega-Snake’, ‘We´re no here’, o la canción que abre el disco ‘Auto Rock’, un himno a la noche y las luces de cualquier metrópolis del mundo; sabiendo contrastarlas con temas como ‘I chose horses’ o ‘Friend of the night’. Convirtiendo a las guitarras en medios para producir texturas en lugar de riffs en una técnica madura, Mr Beast es un referente necesario a la hora de definir lo que es el Post-Rock al mismo tiempo de ser el testimonio de una banda coherente y concisa.
Björk – Vespertine (2001)
Para una buena mayoría, Björk Guðmundsdóttir es la loca que sale en E! vestida de cisne, cuando en verdad es una de las fuerzas más importantes en la música de los últimos 20 años. Mientras que sus trabajos de la década de los noventa como Debut, Post y Homogenic nos mostraban un lado más colorido de la artista islandesa, Vespertine, lanzado en el 2001 implica un cambio de actitud y espíritu en su sonido, con canciones como ‘Frosti’, ‘Aurora’ o ‘Harm of will’, temas que sugieren noches oscuras y frías de caminatas sobre la nieve. Así mismo, Vespertine implicó un cambio visual para Björk, dejando atrás la imagen de pequeña pixie esquimal para adoptar un aire más gélido, más blanco y como en el caso del video de Pagan Poetry, más perturbador. Vespertine representa el inicio de una etapa más experimental y minimalista de Björk que ha continuado con sus lanzamientos Médulla y Volta.
Explosions in the sky – All of a sudden I miss everyone (2007)
Si bien el adjetivo ‘Épico’ ha sido caspeado ad nauseam en internet durante los últimos tiempos, la verdad es que la única manera de describir el quinto álbum de Explosions in the sky es como un disco épico en toda la extensión de la palabra. Las seis canciones que componen el disco tienen una sorprendente consistencia que las convierte en arcos narrativos en sí mismas, como lo demuestra The birth and death of the day, en la que la tensión creada a lo largo del tema se resuelve de una forma magistral, situación que se repite en cada uno de los cortes del álbum. Junto a bandas como Mogwai y Jesu, Explosions in the sky muestran una cara distinta del Post-Rock, menos dependiente del ruido y que crea una textura distinta, de corte más narrativo.
Mastodon – Leviathan (2004)
Desde 2002, Mastodon ha rescatado al metal del abismo en el que se encontraba, las bandas más tradicionales del género se convirtieron en anacronismos mientras que una sub especialización in extremis del género se hacía fuente de mas y mas burlas, sin mencionar los adefesios llamados Rap-Metal y Nü-Metal. El cuarteto de Atlanta se lanzó a dicha operación de rescate dejando de lado las etiquetas infantiles y con un sonido inteligente y dispuesto a experimentar, con elementos del rock del sur de los Estados Unidos, y una coherencia conceptual construida alrededor de la obra de Herman Melville, Moby-Dick. Leviathan es un disco que le hace honor a su nombre, siendo un verdadero Leviatán del metal, y mostrando de lo que son capaces Bill Kelliher, Troy Sanders, Brann Dailor y Brent Hinds.
M83 – Dead cities, red seas & lost ghosts (2003)
Cuando todos creíamos que el Shoegazer era patrimonio de bandas como My Bloody Valentine, y las Fender Jazzmaster y Jaguar, llegaron Nicholas Fromageau y Anthony Gonzalez con sus sintetizadores desde Francia para probar que estábamos equivocados. El segundo álbum de M83 logró revivir con éxito a un género que parecía destinado a vivir sus días como una anécdota histórica de gran influencia sobre subsecuentes generaciones. Al igual que con sus contrapartes eléctricas, esta versión electrónica del Shoegazer encarnada por M83 tiene una arrolladora tristeza presente en todas sus canciones y que se manifiesta en el muro de sonido de temas como el aptamente llamado ‘Noise’, ‘America’ o ‘Unrecorded’. Si bien la salida de Fromageau y un mediocre Before the dawn heals us puso en duda la continuidad del proyecto, los recientes trabajos de Anthony Gonzalez han devuelto la confianza en M83 poniéndolos a la cabeza del renacimiento Shoegazer de la época.
Sigur Rós – Takk… (2005)
Tiempo para una pequeña confesión: Sigur Rós me desagradaba sobremanera hasta que lanzaron este álbum. Siempre los había considerado como una banda carente de cuerpo con una música demasiado etérea hasta que lanzaron este álbum. De la misma manera que bandas ya mencionadas en esta lista (Explosions in the sky), Sigur Rós logra hacer de su música una experiencia sobrecogedora a partir de una musicalidad que despierta emociones muy fuertes sin ser particularmente cursi, con canciones que van creando una masa crítica que luego estalla como en el caso de Sæglópur, Með Blóðnasir y Glósóli. Con Takk…, Sigur Rós marcaron un cambio en su estilo que ha madurado en su más reciente álbum, convirtiéndolos en una banda que logra darle cuerpo a su propuesta y que logra estar a la altura de las expectativas que se tienen de ellos.
Yeah Yeah Yeahs – Fever To Tell (2003)
Una de las cosas importantes de esta década es que por fin los Ramones reciben el reconocimiento que merecen, y no me refiero a los hipsters con camisetas de ellos y que nunca han oído Blitzkrieg bop, hablo de bandas como los Yeah Yeah Yeahs que han recuperado la bandera de ‘Haz lo que quieras’ asociada a los 4 patanes de Queens y la han llevado a un nuevo nivel. Fever to tell es un álbum en el que se combinan canciones de fuerza cruda como ‘Cold Light’, ‘Date with the night’, mientras que ‘Black Tongue’ trata de pulir dicha fuerza convirtiéndola en algo mas bailable. Por otro lado, ‘Maps’ y ‘Modern Romance’ sirven de contraste a todo el disco con su tristeza y desesperación. Con tres álbumes a cuestas, Yeah yeah yeahs se convierten junto a The Strokes en las cabezas visibles del sonido lo-fi neoyorquino que continúa la tradición del punk que arrancó en el CBGB’s de esa ciudad.
Interpol – Antics (2004)
Continuando con la tendencia de los “Revivals”, nos encontramos a la banda del galán post-punk de la década, Paul Banks, y su segundo álbum de 2004, Antics. Con respecto a su debut de 2002, Turn on the bright lights, Antics presenta un sonido de guitarra menos oscuro, pero no por ello menos sólido, y que tampoco le quita ese No-se-qué que hace a las canciones de Interpol elegantes y sombrías al mismo tiempo, como se demuestra en ‘A time to be so small’ o ‘Next Exit’, temas que recuperan el espíritu de una canción como ‘NYC’ (De su primer álbum) pero lo presenta de una forma más digerible sin que por ello resulte sosa o blanda. Tras un tercer álbum que representó un alejamiento mayor de su sonido y un proyecto en solitario de su vocalista, Interpol se encuentra trabajando en un cuarto álbum que promete explorar el punto medio de su trabajo de 2004.
Converge – Jane Doe (2001)
A riesgo de sonar pretencioso, la mejor manera de describir la música de Converge es como una sesión de ‘Agresión organizada’. Es la música de fondo ideal para la más brutal de las golpizas con repentinos y complicados cambios de tempo sobre los cuales se imponen las guitarras de Kurt Ballou y los alaridos de Jacob Banna. Jane Doe, en sus 45 minutos, es una muestra clara de lo que representa el sonido de la banda: Proeza y habilidad técnicas que se combinan con la más fuerte de las rabias para crear un sonido intrigante y atrayente, que logra ir más allá del tradicional comentario de ‘¿Que ruido es ese?’. Como representantes del Metalcore, Converge creó en este álbum una de las joyas del género (junto a Leviathan), dedicándose el resto de la década a un sonido más experimental dentro de los confines del género, como lo demuestra su reciente álbum, Axe to fall.
Placebo – Meds (2006)
La adolescencia nihilista, sexualmente ambigua y decadente de Placebo se convirtió en una adultez nihilista, sexualmente ambigua y decadente en este álbum de 2006. Brian Molko y compañía dejaron de escudarse en la idea de la combinación de Nirvana y David Bowie para crear algo que realmente se siente como un sonido definitivamente propio, que si bien en términos emocionales y temáticos sigue con la línea de anteriores trabajos, está desprovisto de influencias que sean fácilmente distinguibles con temas como ‘Infra red’, ‘Follow the cops back home’, ‘Because I want You’ o la bellísima ‘Pierrot the clown’ (Probablemente, una de las mejores canciones de la banda). Con la salida de su baterista Steve Hewitt y un aire más optimista en su más reciente trabajo (Battle for the sun), Meds es el cierre con broche de oro a la primera época de una de las bandas más importantes de los últimos 15 años.
Pornomotora – Pornomotora (2004)
En términos de su producción rockera, Colombia no es un país que tenga una tradición particularmente fuerte, prueba de ello es que la única “banda de Metal” sobresaliente (Nótese las comillas) lleva un buen tiempo a punta de tributos y álbumes sinfónicos, y en términos generales, este es un país que se ha decantado mas por el pop, power pop y similares. La banda encabezada por Christian de la Espriella salió en 2004 con un sonido lleno de agallas y coraje, de guitarras crudas y poco procesadas que saben mantener el balance con secuencias y elementos electrónicos. Pornomotora logra darle un aire propio a un lenguaje que parecía imposible de ser apropiado por las bandas nacionales con una factura que lo convierte en el álbum nacional más importante de la década, con una música que le canta al lado oscuro de la ciudad colombiana y más exactamente, a Bogotá.
The Paper Chase – God Bless Your Black Heart (2004)
La mejor forma de describir el tercer álbum de The Paper Chase es con la foto de Diane Arbus del niño con la granada. Uno creería que el niño escuálido de expresión maniática y manos convertidas en garras que aparece en la foto es el vocalista de la banda, John Congleton tras unos años de no ir a terapia. Desde el primer corte del disco ‘Said the spider to the fly’ uno sabe a qué se atendrá con este disco y sus voces discordantes, sus perturbadoras grabaciones de voz entre tema y tema y sus siniestros arreglos de cuerdas y percusión que hacen que Xiu Xiu parezca tan alegre como The Magic Numbers o The Polyphonic Spree. God bless your black heart es un disco atmosférico en el sentido más estricto del término, logrando crear en quien lo escucha una sensación de incomodidad y constante alerta que pocas bandas pueden lograr.
Asobi Seksu – Citrus (2006)
Si M83 con su Dead Cities… revivió al Shoegaze dándole elementos electrónicos, Asobi Seksu lo llevó de nuevo a sus raíces eléctricas. La banda encabezada por Yuki Chikudate y James Hanna volvió a presentar lo que era el Muro de Sonido a una audiencia que tenía como referente más inmediato del mismo la obra de bandas como My Bloody Valentine o Slowdive, con guitarras que son tan densas como las de sus antecesores, sin llegar a sonar abrasivas teniendo en cambio una sugerente calidad onírica, potenciada con la suave voz de Chikudate, combinación que se ve de forma más notoria en un tema como ‘Thursday’. Citrus representa la progresión del género, manteniendo su calidad densa y apabullante, pero empezando a adoptar elementos del Dream Pop como lo demuestra su más reciente álbum de 2009, Hush.
Franz Ferdinand – Franz Ferdinand (2004)
El periodismo musical perezoso siempre describe a las bandas en términos de otras, por eso es que la gente compara a PJ Harvey con Patti Smith. Cuando el álbum debut de Franz Ferdinand vio la luz, la banda fue comparada con los Strokes con la vana esperanza de crear una rivalidad al estilo de la de los Rolling Stones y los Beatles. Si bien el debut de Alex Kapranos Et. Al también tenía una marcada sensibilidad retro, era una que no apelaba a la revolución punk sino al estilo Mod de los sesenta mezclada con una saludable dosis de constructivismo soviético y Art Rock que también le pedía prestado a bandas como Roxy Music, metiéndolo en un paquete más compacto y elegante. El debut de la banda escocesa pasará a la historia por ser representativa de la forma en la que se dio el revival típico de esta década del otro lado del atlántico.
Ultrágeno – Código Fuente (2002)
Antes que Mucha Música fuera el espacio para psicofantes dedicados a adular a las grandes disqueras y bandas inocuas de tropipop, la franja musical de CityTv fue el escenario de las bandas más importantes de la escena bogotana de comienzos de la década como fue el caso de la banda de Amós Piñeros, Juan Camilo Osorio, Andrés Barragán y Santiago Paredes. Si bien el paso del tiempo no ha sido benevolente con algunos pasajes del disco, su mezcla de elementos industriales y Hardcore es la precursora de un sonido que se afianzó como propio de Bogotá a finales de la década y que es posible gracias a elementos como el preciso trabajo de batería de Osorio. Código Fuente fue el canto de cisne de una banda que ahora son considerados como pioneros de una escena musical como la bogotana que hasta ahora se está empezando a reconstituir y que es el antecesor espiritual de otros proyectos del calibre de Pornomotora.
A Perfect Circle – Mer De Noms (2000)
Lo que arrancó como unos demos de Billy Howerdel (Guitar tech de bandas como Nine Inch Nails y Tool) rápidamente se convirtió en un proyecto asociado a nombres tan importantes como Paz Lenchantin (Zwan), James Iha (The smashing pumpkins) y Troy Van Leeuwen (Queens of the stone age), con un sonido que hasta cierto punto era un leviatán de distintos estilos pero con elementos en común que le darían al debut de A perfect circle una atmósfera oscura y pesada que se ve en temas como ‘Rose’, ‘Orestes’ o ‘Thomas’ y que abrió el camino para las variantes más experimentales del Metal que vimos en esta década. Con el anuncio de Maynard James Keenan de futuros lanzamientos y dos álbumes más que llevaron a la banda por terrenos más esotéricos y experimentales, Mer de Noms representa el trabajo más accesible de la banda, y la forma más clara de ver su efecto y legado para el sonido de la década.
Café Tacuba – Cuatro Caminos (2004)
Para finales de la década del noventa, Café Tacuba había caído en una especie de bache con un sonido altamente experimental que había terminado por alienar a algunos. El cover de ‘Dejate caer’ de Los Tres lanzado hacia 2002 empezó a suponer que La banda de Naucalpan estaba dándole otro timonazo a la dirección de su sonido. De la misma manera que muchas cosas en la vida son cuestión de equilibrio, Cuatro Caminos logra combinar las distintas vertientes del sonido de Café Tacuba en un todo balanceado y equilibrado, con canciones que alternan entre sonidos más electrónicos y más rockeros para mantener a quien lo escucha a la espera de alguna sorpresa. Si Re, lanzado diez años antes sugería lo que podrían lograr, Cuatro Caminos es la materialización de ese potencial, demostrando que Café Tacuba es probablemente, la banda mexicana más importante de los últimos 20 años.
Julián Gutierrez es fanático de Los Ramones. Le gustan las películas de vaqueros y las de Bruce Lee y pasó casi cinco años usando unos Chuck Taylor viejísimos. Su kriptonita son las mujeres de pelo oscuro y ojos claros como Alexis Bledel y le gusta dibujar, sin que eso quiera decir que sea bueno en ello.
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Estoy muy de acuerdo contigo en el listado, excepto en los grupos en español. Desafortunadamente, considero que nos hemos limitado a seguir las tendencias y no me parece que haya salido nada fresco o innovador en esta última década, tanto en Sur América, como en España.
Me alegro mucho que no hayas incluido a Coldplay o grupos similares, yo creo que hacen música para acompañar el plato frío de las fiestas.
Yo espero que la próxima decada sea más rica culturalmente y haya mas música “moderna” de Africa y Asia, quién saber de que nos estamos perdiendo.
C.
“Ashes Grammar” de A Sunny Day in Glasgow
“Where You Go I Go Too” de Lindstrom
“Boys and Girls in America” de The Hold Steady
“Mirrored” de Battles
“Thought for Food” de The Books
“Ys” de Ivanna Newsom
“Yesterday Was Dramatic – Today Is OK” de Múm
y claro, “Life is Full of Possibilities” de Dntel!!!!
Que buen trabajo, yo trate de hacer mi lista y me fue imposible, estamos en una época de mp3, de descargas y de sencillos, casi ya el disco como tal ha sido relegado, de los noventa habría dicho como 50 sin lío pero de los 2000 es difícil, muy de acuerdo con Interpol, Placebo, F Ferdinand, Strokes, Yeah Y.. y Café tacuba, No tanto con Pornomotora, A Perfect Circle y Babasónicos
Bonito listado. Muy acertado, como siempre. Felicitaciones y gracias por el buen contenido.