Reseña: Julián Mayorga y la Pequeña Orquesta Sintética
Por Umberto Pérez • Mar 2nd, 2010 • Categoria: CDCreseñasCanciones que deshacen maquinitas
Julián Mayorga y la Pequeña Orquesta Sintética
Viernes 12 de febrero de 2010
Teatro Acto Latino. Chapinero, Bogotá.
Han pasado cerca de dos años desde que vi a Julián Mayorga por vez primera en vivo. Fue en un bar bogotano cuyo nombre prefiero no recordar aunque muy bien recuerde lo que ocurrió esa noche. Julián estaba -más o menos- recién llegado de Córdoba, Argentina, ciudad a la que se había ido estudiar música, a respirar música y a soñar música; y música era lo que traía de vuelta.
Antes de irse había dejado algunos esbozos de canción entre sus amigos, que las convirtieron en clásicos propios, pero a su regreso, estas mismas llegaron pulidas y destinadas a ser la carta de presentación de un joven cantautor, deseoso de abrirse paso entre los oídos poco curiosos de los bogotanos. Aquella noche, la del principio del principio, vi a un músico entero, dispuesto -sin temor ni timidez- a echar a rodar la piedra.
Dos años después, las canciones han florecido, y en el camino Julián Mayorga ha encontrado colegas alcahuetas que lo han acompañado en la creación de Maquinariaparadesmedireltiempo, el nombre de su primer disco próximo a editarse. Mientras eso ocurre, Julián presenta sus canciones en conciertos como el que ofreció el pasado 12 de febrero en el Teatro Acto Latino.
Acompañado de la Pequeña Orquesta Sintética, conformada esta vez por Juan Pablo Bermúdez, Mauricio GatiyO y Andrés Gualdrón -su socio creativo indiscutible- Mayorga ofreció un concierto emotivo y luminoso, soportado en diez canciones y música del alma. A las ocho y media de la noche, en el escenario, cuatro tipos y dos laptops, un metalófono, una melódica, un tom de piso, una guitarra acústica y otros artefactos, le dieron brillo al hermético y ruin paisaje chapineruno.
Desde el comienzo la banda conectó con un público fervoroso -hay que mencionar que Mayorga y compañía cuentan con una corte de seguidores fieles y apasionados que corea y celebra cada canción y cada gesto- que se dejó llevar por los diferentes impulsos producidos canción tras canción; bien cuando la banda dio rienda suelta a la “caótica” improvisación sonora, recordando un poco a grupos como Wilco, Volcano Choir o a los nacionales Auténticos Water Resist; o bien cuando Julián se acompañó sólo de su guitarra, dejando claro que hace parte de la tradición del viejo oficio de escribir canciones, como Spinetta o Tim Buckley, tan sólo que sumergido en la búsqueda permanente de trajes nuevos y experimentales que se ajusten a sus creaciones.
Por ahora el lo-fi y el freak folk parecen ser los que más le gustan y los que mejor le quedan. Canciones como Flores del jardín, Charlie Brown y Sueño 10, lentamente se convierten en piezas claves de su repertorio; pero una en especial empieza a definir a Julián Mayorga como artista: Árbol genera una tensión que crece de la mano de la voz de su autor, a tal punto que se lleva por delante cualquier pensamiento íntimo y acalla cualquier conversación susurrada que se le atraviese.
Las buenas canciones, esas que tanto se echan de menos en Bogotá, a veces surgen cuando menos se les esperan. Esta vez es una de esas veces. Que siga rodando.
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Total apoyo a un joven talento como es Julian, con todo un brillante futuro por delante.
Muy grosoooo lo suyooo!! Mucha suerteee con todo eso Juliiii!!!!!!!!!!!!! saludos desde Cordoba Argentinaaaa, y a ver cuando venis para estos pagos!!!
(Juli, que mis palabras no entorpezcan tu camino, amén)
Juli es un maestro, es la canción. Ayer y hoy escuchando 39 grados de Aristimuño también pensaba que ese tipo es la verdadera herencia de la buena música hecha en Argentina, es un maestro.
Creo que Juli está recogiendo lo que sus sentidos sensibles han dejando filtrar por sus poros toda esta vida. Yo lo veo consistido de belleza, poesía, música y arte que siempre son una y la misma cosa. Para mí es un honor estar muy cerca, muy próximo, de esa energía cósmica que se comparte entre nosotros como un regalo y una celebración permanente.