Cortesía de la Casa

Pasé por la carretera en el 2008 con el impulso de una película: No Country for Old Men, llevada al cine por los hermanos Coen en el año 2007. Hurgando por información acerca de la  fotografía y la banda sonora, me enteré de que era una adaptación del libro homónimo del célebre autor gringo Cormac McCarthy. A sabiendas de que se acababa de ganar un premio Pulitzer con su nueva obra de la cual  se vendría una nueva adaptación cinematográfica, salí a la Lerner en busca de la hasta ahora más famosa novela de este escritor: La Carretera.

La tapa negra, cruda con letras rojas y grises que vende la editorial Mondadori es reflejo del contenido siniestro, visceral y frio del libro. Si bien su temática podría ser vista desde muchas ópticas, resalto tres que hacen de esta obra un serio discurso contemporáneo. 1. La relación padre e hijo en medio de una desolada “madre naturaleza”, 2. El discurso moral del hombre Moderno a una nueva generación práctica y desorientada – por no decir postmoderna – y finalmente 3. Una mirada que ralla entre lo apocalíptico con aristas ecológicas.

Inmersos en el más desolador de los escenarios, padre e hijo intentan atravesar costa a costa unos fangosos kilómetros plagados de caníbales, frio y hambre; dotados de harapos, armas hechizas y los implementos que en suerte llegan a sus manos. Viven los estertores de lo que podría ser la existencia de la raza humana sobre la tierra. Curiosamente, y quizá movidos por la supervivencia, los diálogos se mueven entre el dilema práctico de plasmar al hijo la idea de quien es “bueno”, y quien “malo”, con el fin de justificar los actos en caso tal que alguien muera. En vista de la dificultad del escenario, el lector palpita cada situación y con el doblar de cada página, presume la incertidumbre propia de una historia de alta carga emocional. Finalmente cuando se cierra el  libro, vale la pena preguntarse: ¿Ese discurso gregario de “nosotros”, propio de la ecología, será verdad?, ¿No es todo esto solo una cuestión de demografía y supervivencia?

La Carretera se estrena este 26 de septiembre. Dirigida por John Hillcoat, está protagonizada por Viggo Mortensen y Kodi Simt-McPheey. Si es pensada como el libro, se garantiza que expresará la generosidad radical de lo Mismo, impulsando el ansia del fin, a pesar de que sea obvia la sensación de fracaso.

Con respecto a la película, no la he visto. Mi hermano sí tuvo esa posibilidad. Y con reverencial cuidado – el mismo que utilizo en este texto, con el fin de no arruinar la historia- pedí una breve semblanza, la cual me deja tranquilo al reconocer  un fiel retrato de  la descripción literaria de amarillos cenizos, verdes mohosos, grises fangosos y finalmente el esperanzador color que supone el salir de la sala de cine y ver que en suerte el matiz de nuestra realidad aun no es así.

“Una vez hubo muchas truchas en los arroyos de la montaña. Podías verlas en la corriente ambarina allí donde los bordes blancos de sus aletas se agitaban suavemente en el agua. Olían a musgo en las manos. Se retorcían, bruñidas y musculosas. Es sus lomos había dibujos vermiformes que eran mapas del mundo en su devenir. Mapas y laberintos. En las profundas cañadas donde vivían todo era  más viejo que el hombre y murmuraba misterio.”

La Carretera – Cormac McCarthy

Dos cuestiones Harto cuestionables:

La sala de cine de 35 mm de la Universidad de los Andes en menos de dos semanas se anticipó al estreno de LaCarretera (John Hillcoat) y Ciudad de vida y muerte (Lu Chuan).

A pesar de la calidad narrativa latinoamericana, no son muchos los éxitos de las versiones en el cine. Qué sabrosa sería una adaptación cinematográfica de Detectives Salvajes de Roberto Bolaño.