CDCblog: Julio de la Rosa en Bogotá
Por Umberto Pérez • Dec 16th, 2010 • Categoria: CDCstaff • Comments Off on CDCblog: Julio de la Rosa en Bogotá
Miércoles 17 noviembre de 2010
Centro Cultural Julio Mario Santodomingo
Bogotá
En el escenario del Teatro Estudio -ubicado al norte más norte de Bogotá- hay una Gibson Epiphone, un par de pedales, un piano de cola y un órgano Hammond iluminados por una tenue luz amarilla. Son las ocho de la noche y mientras la ciudad se encuentra atascada e inundada, literalmente, algunos le hacemos frente al invierno con el deseo de escuchar por primera vez a Julio de la Rosa en vivo.
Un elegante De la Rosa hace presencia en el escenario en calcetines, se tercia la guitarra, respira hondo e introduce las primeras notas de una dolorosa y lenta versión de “De no verte”; en seguida presenta a su compañero de ruta, el pianista Abraham Boba -tan elegante como él- para que lo acompañe en adelante. La irónica y nostálgica “Uno” da paso a “Las camareras” y “Hasta que te hartes”, dos piezas destacadas de su más reciente álbum “La herida universal”.
En apenas cuatro temas, Julio de la Rosa ya había demostrado a los bogotanos de qué fibras está hecho y cuáles son sus principales intereses en la canción. En el aire ya rondaba el espíritu del amor amargo, el “sexo triste” y la desvergüenza. Una versión poco o nada “latinizada” de “Braile” -comparada con la que se encuentra en M.O.S.- dio paso a una interpretación completamente acústica de “Caradura”, en ella De la Rosa caminó por las gradas del teatro con la guitarra desenchufada mientras silbaba para reemplazar el acordeón, de la mano del acompañamiento melódico y los coros de Abraham Boba frente al piano, delatando hermandad y una telepatía perfectamente engrasada que se genera entre los dos músicos cada vez que van solos de gira.
A partir de ese gran truco acústico el público se entregó de lleno a un show que fue creciendo en intensidad moldeada por De la Rosa. Luego de la mordaz “Otro de sus juegos”, recordó a El Hombre Burbuja con una hiriente y primal versión de “Sobras” tan afilada que cortaba el frío de la ciudad. El aire y el alma regresaron al cuerpo de los presentes gracias a esa declaración de principios que podría ser “El traje”; una sentida y desparpajada interpretación “La cama” dio fin a la primera parte del concierto.